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Diputados animalas, ciudadanos majes

martes, 29 de enero de 2008

Ya mucho se ha dicho respecto del vergonzante aumento de sueldo que se autorecetaron los diputados.

Lo más preciso lo escribió Tojeira.

Quien además de entender la realidad nacional, puede explicarla a precisión.

Y pone el dedo en la llaga de quien sea, porque –a diferencia de un tropel de seudo opinólogos o críticos de dudosa ética que inundan programitas y páginas de pasquines politiqueros- él no tiene más intereses que defender la justicia y la calidad de vida ciudadana de los salvadoreños.

Mucho se ha dicho y qué bien que así sea.

Los diputados ya entendieron, los que tengan esa capacidad, que los salvadoreños no les creemos. Ni los queremos.

Hace años que eso está claro.

Y esperamos esté más cerca el día en que se haga una limpia en ese órgano de la desgracia.

Eso dependerá de todos nosotros.

Peligroso es que dependa de los políticos.

El asunto es que ellos aun siguen ahí. Unos roban a destajo, otros huyen de la justicia con cargos de narcotráfico.

Hay otro libre y campante, aunque atentó contra la vida de una persona a balazo limpio estando borracho y ostenta un garbo político que sólo su partido y los medios doblegados a la derecha le creen.

Del mismo partido hay otro, que lleva años ahí sacándole el jugo a sus privilegios y beneficios económicos como legislador. Machuca. Recuerdo que hace unos años fuimos vecinos.

El muy cándido cambiaba de carros -y nuevos- cada mes.

Ese mismo fue quien hace pocos días se dio el «toupé» de ofrecer coima a los periodistas presentes en una conferencia de prensa. A muchos les habló en su idioma.

Hay otra joyita de esas, el arenero Valdez, quien antes de entrar a apostarse en una curul ya había hecho sus «pininos» con los dineros y bienes en otra institución del Estado.

Ha pasado en cosa de pocos años como padrastro de la Patria, de ser un ginecólogo de baja categoría a moverse como gran hacendado con varias propiedades de lujo, carros, viajes, lujos y demás facha de nuevo rico... Claro, riqueza financiada por los pobres como ya es sabido.

Estas son solo algunas muestras de lo que hacen esos funcionarios a quienes nosotros les pagamos más que su sueldo, su forma de vida a lo jet set. Recordemos los carritos que se manejaba el reo ausente Silva.

La mayoría de ellos son así. Y quienes dicen no serlo, no se atreven a probarlo.

Los salvadoreños que no pertenecemos a la mala clase de los políticos hace tiempo que estamos clarísimos de que ellos son la principal parte del problema de nuestra sociedad.

Pero como somos de tendencia cobarde y le agachamos la cabeza a lo que le tememos, ahí seguimos, aguantando sus fechorías. Y mirando. Tranquilos, sin ejercer acción alguna.

Dentro de poco tiempo nos estarán dando de nuevo del atole propagandístico –para eso sí son buenos- y volveremos cantando a las urnas creyéndonos el cuento que somos buenos patriotas.

Somos tan fáciles de convencer.

Caemos en sus jugarretas. Creemos que todo lo que sale en los diarios y los canales de tv y radio es verdad.

Nos encantamos con figuritas, muchas de ellas viejos cuadros oxidados que son quienes luego no solo se recetan aumentos de sueldos sino que, además, hacen cualquier cosa para caerle encima a los dineros públicos.

Y por supuesto con un órgano judicial avalándoles todo. Y no de gratis.

Ya casi todo está dicho y sabido.

Queda en nosotros no seguir cayendo en la trampa. Podemos dejar de ser incautos y perfilar el cambio en cómo se manejan nuestros destinos.

Limpiando de corruptos los poderes del Estado.

Para ello debemos dejar los miedos, no creer en ninguno de los truquitos de esa derecha mafiosa (ni en absolutamente nada de lo que digan) y ver la única opción limpia y bienintencionadas que ya se perfila.

La que nos está planteando el FMLN con su fórmula presidenciable.

Si vamos a escuchar opinión en temas de importancia, que sea la de personas honestas y preparadas y no la de los charlatanes de siempre.

Que en su mayoría son plumas o micrófonos pagados.

Dejemos de lado –insisto- los mieditos a fantasmas ideológicos inventados por los que no quieren ser desbancados. Ya es hora de cambiar para mejorar todos y no sólo los de las bandas delincuenciales de la derecha.

Carlos H. Bruch Cornejo

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